La pintura se trabaja por saturación en un proceso donde no es posible conocer la obra hasta el último paso. Se conservan partes del diseño a través de la aplicación de cinta de papel que luego es retirada, mientras otros sectores son re-pintados una y otra vez. Capa tras capa de pintura va quedando cada vez menos espacio de visualización.
Borrar haciendo - Lo eliminado y lo que se conserva funcionan a la par, son lo mismo, al quitar parte de la saturación se está conservando.
El rastro del borrado, su impronta, está en diálogo con la saturación, dando un contexto donde no solo lo que prevalece es la justificación.
Más que de justificación la obra propone trabajar en base a una “anterioridad” o llegada de un tiempo imposible. La pintura establece límites y enclaves que son contingentes facilitando relegar la tensión de ese tiempo. No son límites dentro de un todo o para actuar dentro de él, sino que son partes que lo conforman.